CAMP, el Programa de Asistencia Universitaria para Migrantes, brinda apoyo integral a estudiantes migrantes necesitados
El programa ayuda a los estudiantes a superar barreras académicas, sociales y financieras.
Mudarse a una nueva ciudad es difícil para cualquier niño en edad escolar, pero Nora y Elisa Lobatos-Briones se mudaron a Denver luego de vivir en México toda la vida. Las hermanas debieron enfrentar barreras lingüísticas y diferencias culturales. Lo más difícil fue tener que dejar atrás a sus abuelos, que eran una parte importante de sus vidas.
Nora, la hermana mayor, estaba en décimo grado cuando la familia se trasladó a Denver para reunirse con el padre de Nora y Elisa, que había venido a Colorado a trabajar. Rápidamente tuvo que asimilarse en clases en las que se hablaba inglés y se sintió muy presionada para graduarse a tiempo. Incluso cuando por fin empezó a entender su nuevo idioma, no se sentía segura hablándolo.
“Fue todo un reto porque no entendía nada. Y luego, cuando empecé a entender, quería expresar mi opinión, pero no era capaz de hacerlo, así que fue difícil”, relata Nora.
Tras perseverar durante los tres años siguientes, se graduó de la preparatoria. Luego, en Metropolitan State University of Denver, conoció el Programa de Asistencia Universitaria para Migrantes (CAMP). El programa nacional, que cumplirá 50 años este año y se implementó en MSU Denver en 1999, está diseñado para apoyar a los trabajadores agrícolas migrantes y temporales y a sus hijos mientras terminan su primer año de universidad.
Nora cumplía con los requisitos para participar en el programa porque su padre trabajaba en Rocky Mountain Natural Meat, una procesadora de carne de bisonte. La idea de estar rodeada de personas con orígenes y culturas similares la entusiasmó, y se inscribió en CAMP en 2013. Con un poco de orientación, Elisa también se inscribió en MSU Denver y en CAMP en 2018.
La directora de CAMP, Evelynn Guzmán de León, dice que el programa utiliza un enfoque holístico que cada año ayuda a 30 estudiantes de primer año a familiarizarse con la universidad. Los estudiantes pueden beneficiarse del programa durante su primer año en MSU Denver si son trabajadores agrícolas migrantes o temporales o si alguno de sus padres lo es.
Muchos de los beneficiarios de CAMP son estudiantes universitarios de primera generación y necesitan apoyo académico, económico y social. El programa no solo ofrece recursos académicos y tutorías, sino que concede a los estudiantes una beca de un semestre, un estipendio mensual y un monto para libros de texto, a la vez que les ayuda a encontrar y solicitar otras becas.
Además de la ayuda económica, el pilar social es uno de los componentes más importantes de CAMP. Se brinda a los estudiantes de orígenes similares la oportunidad de establecer vínculos entre sí y se genera una responsabilidad que perdura a lo largo de su experiencia universitaria.
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El programa está diseñado para estudiantes de primer año, que se aclimatan a la universidad tras un primer año exigente, obtienen becas nuevas y pertenecen a un grupo de estudiantes con pasados similares que se ayudan mutuamente a motivarse para terminar sus carreras. En MSU Denver, los estudiantes que se inscriben en CAMP durante su primer año se gradúan en una proporción que casi duplica la de sus compañeros.
“Los estudiantes aprenden a defender sus intereses y esto les ayuda a tener éxito más allá de su primer año”, dijo Evelynn. “Los ponemos en contacto con otros recursos, y muchos de nuestros estudiantes terminan siendo becarios en programas como Reisher (un programa de becas a través de la Fundación Denver) o TRIO (de MSU Denver), estudiantes empleados, etc. Los conectamos de diferentes maneras porque sabemos que la colaboración estudiantil es beneficiosa para ellos”, agregó.
Ahora, las hermanas Lobatos-Briones son exalumnas Roadrunners. Nora obtuvo su licenciatura en Educación con una especialización en Lenguas Modernas en 2020 y es maestra de español en la Escuela Preparatoria North, de las Escuelas Públicas de Denver. Elisa obtuvo su licenciatura en Periodismo y Producción Multimedia este año y trabaja como editora de español para el Metropolitan. Elisa también cursó una subespecialización en español y tiene un certificado de traducción.
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Las dos coinciden en que CAMP fue fundamental para ayudarlas a terminar sus estudios, pero por motivos diferentes. Para Nora, fue poder sumergirse en su cultura con otros estudiantes que compartían un objetivo común.
“(CAMP) me permitió conectarme con mi cultura y mi lengua”, afirma Nora. “Me sentía insegura hablando o haciendo amigos que solo hablaban inglés. Muchos (participantes de CAMP) hablaban español y compartían con los demás sus experiencias y lo que sus familias habían pasado. Todavía me mantengo en contacto con la mayoría de ellos”, relata.
Elisa, que también fue mentora de CAMP, dice que lo que le ayudó a terminar fueron todas las pequeñas cosas que ofrece el programa, como la gestión del tiempo, las sesiones de estudio e incluso la ayuda para redactar un correo electrónico para un profesor.
“Es un programa muy bien organizado, que orienta a los estudiantes para que un día, al salir del programa, sepan qué hacer. Puedes pedirle cualquier cosa a cualquier persona de CAMP y te dirán: ‘Sí, claro, yo te ayudo’”, concluye Elisa.